La comunidad de La Paz transforma su relación con el mar mediante un enfoque colectivo, rescatando la Ensenada y generando alternativas económicas sostenibles
La visión compartida es el resultado de un proceso colectivo en el que los miembros de un grupo ven reflejadas sus aspiraciones personales en un interés común tan importante y significativo, tanto desde lo personal como desde lo colectivo, que genera compromiso, energía y acción colectiva, que motiva a crear y traer a la realidad, esa visión compartida.
La visión es tan importante que permite modificar hábitos, crear una cultura nueva en la que el aprendizaje colectivo es la base del desarrollo de la organización, la empresa o el colectivo. El aprendizaje se da a partir de la escucha y de espacios para dialogar, reflexionar sobre lo que se hizo y buscar soluciones nuevas, creativas.
La comunidad de El Manglito, en La Paz, ha logrado transformarse significativamente gracias a que desarrollaron una visión compartida y han trabajado para crear el futuro visionario, creando capacidades y desarrollando habilidades.
María de Lourdes Tamayo Aguilar, coordinadora del proyecto en NOS Noroeste Sustentable expresó que este enfoque ha sido clave para el desarrollo sostenible de la comunidad, permitiéndoles enfrentar desafíos y encontrar soluciones colectivas. La visión ayuda a retomar energía y dirección en procesos que son dinámicos y de continuo aprendizaje.
Esta es una de las cinco disciplinas definidas por Peter Senge para desarrollar organizaciones que aprenden.
Un proceso que inició en 2011
Recordó que desde 2009, El Manglito ha sido escenario de un proceso de cambio que comenzó con jornadas de limpieza y evolucionó hacia una transformación más profunda en 2011, cuando los pescadores locales crearon una visión compartida para rescatar la Ensenada de La Paz, el cuerpo de agua que les daba el sustento, pero que se encontraba en difíciles condiciones ambientales para la vida especies y en situación de escasez derivada de diversas causas.
A partir de que la comunidad desarrolló esa visión compartida, se acordó dejar de extraer el callo de hacha para recuperar la pesquería, cambiando el modelo de pensamiento en el que por muchos años se había basado esta actividad, y empezar acciones de limpieza profunda para mejorar las condiciones del ecosistema.
“Una de las cosas que se lograron en todo este tiempo es pasar de decir ‘voy al mar a extraer el producto’, a pensar que también se puede plantar, como cuando vas a la tierra o al campo y plantas para que te produzca. Dejas de extraer, le das al mar, le limpias lo que no está bien en el fondo, para que la Ensenada pueda ser productiva, eso es un cambio de pensamiento”, subrayó.
Inspiración para las nuevas generaciones
Tamayo Aguilar destacó que otro aspecto positivo que la visión compartida ha dejado en la comunidad de El Manglito, es el fortalecimiento y desarrollo de las capacidades y habilidades de las personas y de los grupos.
Manifestó que los pescadores de mayor edad que cambiaron su modelo de pensamiento y pasaron de la pesca extractiva al cuidado y respeto al mar, fueron un ejemplo inspirador para las nuevas generaciones, que están orgullosas de pertenecer a la comunidad y tienen una relación de respeto con la Ensenada.
“Por eso, las nuevas generaciones se están preparando más profesionalmente, ahorita ya hay biólogos marinos, hay ingenieros en pesquerías, guías de turismo también se han desarrollado alternativas económicas adicionales a la pesca. Es un cambio profundo de pensamiento”, aseguró.
Liderazgos de la comunidad son claves
María de Lourdes Tamayo indicó que lograr ese cambio de mentalidad a través de una visión compartida no ha sido fácil en El Manglito, porque el sistema ambiental, el sistema social o el económico no ayudan y es difícil decirle a un pescador que no pesque, porque de eso vive, pero para lograr los objetivos, los liderazgos han sido fundamentales.
“Los liderazgos de la comunidad son bien valiosos e importantes, por eso nosotros trabajamos en el fortalecimiento de las propias habilidades que ya tienen per se o en generar capacidades que se requieren para llevar a cabo el liderazgo y las vamos descubriendo, porque son muy importantes. La energía de los grupos a veces depende de los líderes, si un líder pierde energía, es complicado para el grupo, entonces el rol que ellos juegan es muy valioso”, sostuvo.
La coordinadora del proyecto de NOS Noroeste Sustentable manifestó que a través de una visión compartida, la propia comunidad se ha dibujado diferentes perspectivas de cambio y ya no piensan en vivir nada más de la pesca, sino que se han abierto a nuevas alternativas, como la maricultura, el ecoturismo y diversas actividades que han desarrollado.
“El impacto es salir de una sola mirada y que solo tengas un camino, a ver diferentes alternativas para poder desarrollarse como personas y desarrollar a sus propias familias, incluyendo la relación comunitaria, no quiere decir que no hay diferencias internas, pero al menos ya saben que todos van hacia un mismo rumbo”, expresó.
Este cambio de mentalidad, ha permitido a las familias de El Manglito lograr restaurar la Ensenada de La Paz, desarrollar alternativas económicas y ser resilientes a los cambios que les va planteando la realidad que se les presenta, subrayó.