En la Ensenada de La Paz, Baja California Sur, la pesca del callo de hacha (Atrina maura) enfrenta una amenaza silenciosa pero devastadora: el tunicado invasor Distalpia stylifera, una especie proveniente del Mar Rojo que ha alterado por completo el equilibrio del ecosistema marino.

A pesar del impacto, integrantes de la Organización de Pescadores Rescatando la Ensenada (OPRE) han logrado mantener viva su pesquería gracias a una práctica ejemplar de manejo sostenible de este recurso.

Con la colaboración de OPRE y NOS Noroeste Sustentable, el grupo de Bioeconomía del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), encabezado por el Dr. Fernando Aranceta Garza, realizó un estudio sobre los efectos de un tunicado exótico en la pesquería del callo de hacha en la Ensenada de La Paz y el hallazgo más importante es que esta especie invasora está frenando el crecimiento de la población de molusco bivalvo.

“Durante la restauración del callo en la Ensenada de la Paz, cualquier tipo de pesca estaba prohibida, la población de callo de hacha aumentó considerablemente gracias al esfuerzo de restauración de los pescadores, y sin embargo ocurrió una caída muy estrepitosa en 2016 causada por la invasión de esta especie exótica de tunicado, y hasta la actualidad la población no ha crecido a lo esperado (hasta 7 individuos por metro cuadrado), se quedó estancada en 0.2 individuos por metro cuadrado”, explicó.

El investigador indicó que al extrapolar la densidad con el área reportada para los bancos de callo de la Ensenada de La Paz, da como resultado un aproximado de cuántos callos de hacha hay. La autoridad define cada año la cuota de extracción, aplicando el enfoque precautorio, asignando entre el 15 y 20% del porcentaje de organismos que ya han alcanzado la talla de cosecha, como la cuota oficial.

Un problema con efectos graves

El tunicado actúa como un parásito del callo de hacha. Se adhiere a las conchas expuestas de los callos de hacha, los cubre completamente y provoca su muerte. Este fenómeno ha tenido consecuencias graves: al abrir la temporada de pesca en 2017, se lograron producir solo tres toneladas, y en tiempos recientes, la captura ha caído a menos de una tonelada.

Aranceta Garza subrayó que en base al estudio ahora saben que aproximadamente el 60% de la mortalidad de la población de callo en la Ensenada de La Paz se atribuye directamente al tunicado, frente a un 30% por causas naturales y apenas un 10% por pesca.

“Si no hubiera tunicado, lo que descubrimos es que el esfuerzo de restauración probablemente hubiera alcanzado el máximo poblacional del ecosistema, que son más o menos 7 callos por metro cuadrado en un periodo de 6 años. Lo increíble es que actualmente ellos están operando con 0.2 callos por metro cuadrado, y debido al alto precio que alcanza el callo, esto ha sido suficiente para continuar operando”, comentó.

Manejo sostenible, clave para conservar el callo de hacha

Ante la presencia de una especie invasora que no permite el crecimiento de la población del callo de hacha, el manejo sostenible que desde hace años llevan a cabo los pescadores de OPRE es lo que ha permitido conservar este recurso pesquero en la Ensenada de La Paz, aseguró Aranceta Garza,

“Siempre estuvieron trabajando de una forma sustentable, aparte aplican un enfoque precautorio, en donde todavía son extra cuidadosos con su manera de extraer los recursos. Eso fue lo que permitió que continuaran pescando, aun cuando el tunicado terminó con el 80% de la población. Eso es lo increíble. En otras circunstancias, si existiera pesca ilegal, o si no hubieran respetado las tallas de captura, o la aplicación de cuotas en base a su biomasa estimada por año, el recurso seguramente se hubiera colapsado”, destacó.

El investigador consideró que este es un ejemplo a nivel nacional de cómo una pesquería llevada por los pescadores con sus monitoreos, con su estimación de cuota, aplicando un enfoque precautorio y autorregulándose, puede ser sostenible, a pesar de sufrir impactos externos.

Adaptación y resiliencia ante la nueva realidad

Como al tunicado le favorecen las aguas cálidas y ante el escenario del cambio climático que estamos viviendo, esto pudiera complicar la situación actual, que de por sí, este tipo de eventos invasivos una vez instalados resulta muy difícil de erradicarlos, incluso es casi imposible, afirmó el Dr. en Bioeconomía Pesquera y Acuícola.

Ante este nuevo régimen del tunicado en la Ensenada de La Paz, los pescadores deben de saber que no van a poder alcanzar niveles de pesca del callo de hacha como antes y tienen que considerar el efecto de esta especie invasora en el manejo de la pesquería, para desarrollar estrategias para poder superarlo, indicó.

“Se tienen que hacer estudios de factibilidad donde podamos explorar estrategias pesqueras que consideren al tunicado y formas de mitigar su efecto y ver cuál es la que funciona. La meta es bajar la mortalidad causada por el tunicado”, indicó.

“Yo les decía (a los pescadores), ‘esto es como una olla de presión. El recurso no puede salir o crecer por una barrera (el tunicado). En el momento que uno le quite la barrera, va a ocurrir una exploción poblacional’. Al decir explotar es que, si logramos reducir la mortalidad por el tunicado,  es muy probable que, dadas sus características biológicas, el callo se recupere, porque es una especie de crecimiento rápido y en menos de un año y medio ya hay organismos reproductivos generando reclutas a la misma población. Por lo que cualquier disminución en la mortalidad, se va a reflejar positivamente en la población y eso se va a reflejar en la captura, que es lo que ellos quieren”.

Posibles soluciones

Como el tunicado es capaz de adherirse en superficies artificiales, para evitar su proliferación, Aranceta Garza propuso la activación de campañas de limpieza periódicas en las zonas de pesca, además de un control de densidades del callo de hacha y estudios de la dinámica del crecimiento del tunicado que evalúen cómo mitigar su efecto.

Sin embargo, estos esfuerzos requieren apoyo económico porque son costosos y con los ingresos actuales los pescadores no podrían costear las acciones necesarias para frenar esta invasión.

“El mayor reto es lograr disminuir el efecto de la mortalidad ocasionado por el tunicado, frenar esta invasión o este efecto, pero se ocupa una logística grande, se ocupa de fuentes de financiación. Hay que buscar fondos nacionales o internacionales, que apoyen cuestiones de sustentabilidad pesquera o de los recursos naturales”, subrayó.

Con que se comience aplicando alguna estrategia que reduzca los efectos del tunicado en el callo de hacha, los pescadores podrían alcanzar una autosuficiencia y mayor bienestar socioeconómico, pero en estos momentos es cuando necesitan la ayuda, insistió.

El investigador enfatizó que, como lo han demostrado los pescadores de OPRE con el callo de hacha, no basta solo con tener buenas prácticas de  pesca (pescar de forma sustentable), hay que adaptarse a las nuevas realidades e incorporar al “nuevo jugador (tunicado)” en las estrategias de manejo, porque eso puede marcar la diferencia entre el colapso y la recuperación de una especie.