El cultivo de ostión se considera una actividad que puede ser relevante en la Bahía de La Paz, Baja California Sur, para generar beneficios al ecosistema local, al tiempo que puede generar un impacto positivo en la comunidad, por la oportunidad de crear empleos y generar ingresos alternativos a la pesca. Sin embargo, los resultados obtenidos hasta ahora indican que hay retos que deben resolverse para que efectivamente se logre una actividad rentable.

El beneficio ambiental se da por la capacidad de estos moluscos para filtrar grandes volúmenes de agua, ya que ayuda a reducir la turbidez al consumir fitoplancton y materia orgánica. “Un ostión adulto puede filtrar entre 20 y 50 litros de agua al día, dependiendo de su tamaño, salud y condiciones ambientales”, por ello los bivalvos contribuyen al control de nutrientes esenciales, como nitratos y fosfatos, evitando la proliferación de algas nocivas que pueden afectar la salud del ecosistema marino. De esta manera mejoran la calidad del agua y mantienen el equilibrio de nutrientes en el ecosistema.

Cultivos de ostiones atraen la vida marina

En la Ensenada de La Paz, desde 2020 grupos de hombres (OPRE) y en 2024 las mujeres (Guardianas del Conchalito) y la Cooperativa Mangle Cenizo han emprendido proyectos de ostricultura para diversificar sus opciones productivas.

Los servicios ambientales que proporciona el ostión se suman a todas las actividades de la comunidad, que van desde la restauración del manglar, la restauración de la población de callo de hacha, el saneamiento de tunicados, el retiro de embarcaciones varadas. El resultado es que hoy se tiene una ensenada en proceso de restauración, más sana que años pasados, con mayor abundancia y biodiversidad.

“A final de cuentas eso, junto con el cultivo de ostiones, ha ayudado a cambios que se han visto, como el incremento en moluscos, o la presencia de tortugas, que hace muchos años se habían dejado de ver en la ensenada, o la presencia de las aves conocidas como ‘ostreros’ (Haematopus ostralegus), que son una especie catalogada como ‘en peligro de extinción’ y que está encontrando en la Ensenada un refugio”, destaca la bióloga Silvia Ramírez.

Por el tipo de estructuras que utiliza, el cultivo de ostión proporciona condiciones para un incremento de la vida marina. Ya que genera un efecto de sombra, como en las camas ostrícolas, proporcionando un refugio para invertebrados que sirven de alimento para especies como jaibas, pargos, botetes y otros peces.

Otro beneficio muy importante es la generación de una nueva actividad económica en la ensenada, que pasa por el cambio de relación que la comunidad del Manglito ha establecido con sus recursos y que se refleja en comportamientos y actitudes de cuidado y respeto de su medio ambiente.

La coordinadora de NOS Noroeste Sustentable indica que el valor ambiental, social e incluso educativo que ofrece la ostricultura en La Paz es de destacarse, porque promueve un enfoque de sustentabilidad, genera prácticas responsables y abre oportunidades de diversificación y de desarrollo de mercados más sostenibles.