En el nuevo formato de panel, Iván Carrillo moderó la charla “Rompeolas” en la que reunimos a tres expertos para charlar acerca del pasado, presente y futuro del Alto Golfo de California, cuáles son los retos que enfrenta actualmente, y cuáles se observan hacia los próximos años.
En la charla participaron el consultor ambiental y físico por la UNAM, Luis Fuello McDonald; la directora del Programa Marino del Golfo de California, Catalina López Sagástegui, y Carlos Tirado Pineda, director de la Alianza de Pescadores AGC, y líder representante de las cooperativas pesqueras del Golfo de Santa Clara.
Respecto al pasado, Fueyo McDonald recordó que se trata de una región con alta productividad primaria, pese a que las aguas del río Colorado fueron represadas a partir de 1929, dejando de fluir por el Golfo de California, e incluso, pese a la construcción de cuatro presas, una de ellas en México. Sin embargo, el Alto del Golfo se mantuvo como una región rica en productividad primaria que genera una gran cantidad de alimentación para soportar una riqueza marina abundante, en cuanto a peces crustáceos y moluscos, como la presencia de mamíferos marinos y de tortugas marinas.
Hacia la primera mitad del siglo XX, indica, se fueron edificando tres poblados pesqueros importantes: San Felipe, El Golfo de Santa Clara y Puerto Peñasco, que dieron soporte a la creciente actividad productiva, comenzando por los tiburones, y después una creciente importancia de producción de camarón, sin dejar de lado la presencia de importantes moluscos, del lado de Puerto Peñasco y San Felipe.
“El interés por la vaquita marina comienza por su descubrimiento, a partir del registro de cadáveres de la vaquita, en 1958, y a partir de ahí se empieza a hacer el estudio de la vaquita. Para finales de los años 60 y 70, hay una caída en la producción de totoaba, uno de los peces más importantes de la región y se inicia una actividad importante de protección”.
“En 1970 comienza con una veda permanente de totoaba, en 1992 se decreta la Reserva del Alto Golfo de California, y a partir de 1995 hay una cadena sucesiva de actos normativos para que las actividades pesqueras sean congruentes con la protección y conservación de la vaquita marina”, explica Fueyo MacDonald.
Catalina López Sagástegui, investigadora del Instituto México- Estados Unidos de la Universidad de California en Riverside, explica que, desde los años ‘80 se refleja una madurez en la perspectiva de conservación y manejo de recursos.
“Vemos que se empiezan a involucrar aspectos que antes no se tomaban en cuenta. Los estudios multidisciplinarios empiezan a ganar terreno. Ahora también se añade la parte social”, comenta.
Presente y futuro
En la actualidad, coinciden los expertos, más allá del impacto generado por el “parón” ante la contingencia por COVID-19, y la consecuentecrisis económica, en el Alto Golfo hay una crisis particular que ha puesto en riesgo a la vaquita marina, y se ha perdido lo ganado en cuanto a totoaba, añadiendo una crisis pesquera, ante un descontrol de las actividades pesqueras y una falta a la normatividad que rigen las actividades pesqueras en la zona.
Por tal razó, Fuelyo McDonald señala que a futuro, y para contar con un plan de aplicación, se requiere de un buen diagnóstico, que debe partir del inicio masivo a finales del 2012, de la pesca ilegal de totoaba.
“Este recurso ya lo habíamos recuperado y pudimos haber aprovechado con base en la norma que lo regula. Nos ganó la pesca ilegal. El aspecto más importante es la participación de la sociedad y particularmente de las asociaciones. Se tiene que abrir los espacios al diálogo y una visión hacia el futuro”.
“Es importante intentar recuperar, pero a la fuerza no funcionará. Recomendaría que en los Lineamientos para la organización del grupo Intergubernamental, se tome como un elemento central de la búsqueda del diálogo permanente con los pescadores, y la reconstrucción del tejido social”, dijo.
Para Catalina López el reto es complejo, pues requiere la participación de todos: sociedad civil, gobiernos y principalmente del sector pesquero que hace uso de los recursos.
“Necesitamos crear estrategias y acciones que atiendan las emergencias, pero que al mismo tiempo no se pierda de vista el bienestar de las comunidades, que en un año normal de pesca pueden estar generando, en el Golfo de Santa Clara, arriba del millón de pesos en ganancias por embarcación al año, en promedio; mientras que en San Felipe, 900 mil pesos en promedio al año. Se trata de dinero que, si regresa y entra a la comunidad, genera una economía que mantiene a esas sociedades”, advierte.
Por su parte, Carlos Tirado, director de la alianza de pescadores del Altos del Golfo de California, indica que, con el freno de la actividad pesquera por la pandemia, la economía se encuentra a la mitad, lo que agobia a la comunidad, a los comercios de esa comunidad, y a la cadena productiva.
“Los pesqueros quieren saber qué dirán los gobiernos respecto al tema, qué alternativas se plantearán para la solución comunidades activas y con bienestar. Queremos que los programas se apliquen realmente a las comunidades de Santa Clara, San Felipe y Puerto Peñasco. Que la propia ley indica que somos los benefiiarios de vivir en esta zona”, dijo.
Sigue la charla en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=b4R7gv0hnYo&t=559s
Conoce más acerca de los panelistas:
Luis Fueyo Mac Donald, físico por la UNAM, consultor ambiental, cuenta con 37 años de experiencia en temas de medio ambiente, biodiversidad, pesca y aplicación de la ley ambiental.
Twitter: @LuisFueyo3
Catalina López Sagástegui, directora del Programa Marino del Golfo de California e investigadora del Instituto México-Estados Unidos de la Universidad de California en Riverside.
Twiter: @catlosa_
Carlos Tirado Pineda, Director de la Alianza de Pescadores AGC y líder-representante de las cooperativas pesqueras del Golfo de Santa Clara.
Twitter: @CarlosT12351108