Cuidar el mar para poder vivir de él no es una frase hecha para Horacio Aguilar Villavicencio, pescador de 43 años originario de San Juanico, Baja California Sur. Es una verdad que guía sus días desde hace más de dos décadas.
Su testimonio, compartido en el podcast Voces del Mar, producido por Altavoz y NOS Noroeste Sustentable, revela la compleja realidad de quienes viven del océano y trabajan para conservarlo.
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“Yo me dedico a la pesca y en las tardes trabajo en un restaurante”, cuenta Horacio, quien comenzó en el oficio por necesidad familiar, pero con el tiempo ha desarrollado una profunda conciencia sobre el impacto de su actividad en el ecosistema marino.

San Juanico, famoso por tener una de las olas más largas del mundo, es también un ejemplo de cómo las comunidades costeras se adaptan para practicar una pesca más responsable.
“Normalmente yo me levanto a las 6:00 de la mañana y me pongo el traje de la pesca, las botas y todo. Ahorita estamos en la temporada de langosta (octubre a febrero). Trabajamos pulpo, abulón, escama, lenguado, curvina, jurel. La escama se trabaja con redes, el pulpo se trabaja con trampas, la langosta con trampas también y el abulón es buceado”, explica.

Horacio comparte que para asegurar que la actividad pueda seguirse desarrollando, deben de practicar una pesca responsable y la manera como ellos lo hacen es respetando los periodos de veda, zonas de reproducción y no capturando tallas chicas.
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“En ciertas pesquerías, por ejemplo, en la pesca de escama, hay vedas. Hay vedas para el tiburón, la manta. Tres meses no se trabaja. Igual la langosta nomás se trabaja 5 meses, hay veda; y la langosta chica que sale, usamos unas medidas que son las reglamentarias y la que no es de medidas se tira al agua otra vez, igualmente la langosta que sale con sus huevecillos. Todo ese tipo de cuidados tenemos”, dice.
La pesca sostenible, sin embargo, no está exenta de dificultades. Además de los efectos del cambio climático y las temporadas de veda, Horacio menciona otro problema: la rentabilidad.
“La pesca ya no es tan redituable como era antes. Hay menos producto y los precios cada vez van más abajo, los gastos cada vez son más, porque es más cara la gasolina, todo es más caro, menos el producto”, lamenta.

A pesar de los riesgos, como el recuerdo de una salida a 40 millas mar adentro donde un fallo en el motor casi les cuesta la vida, Horacio sigue saliendo cada día con determinación. Porque, como él mismo lo dice, “si no sacas, no ganas”, pero también porque sabe que cuidar el mar es la única forma de seguir pescando.