En un esfuerzo por garantizar la sostenibilidad de la pesca del callo de hacha, integrantes de la Organización de Pescadores Rescatando la Ensenada (OPRE), de El Manglito, han adoptado una innovadora metodología no extractiva para evaluar la abundancia del recurso pesquero en la Ensenada de La Paz.

Silvia Ramírez, coordinadora de NOS Noroeste Sustentable, explicó que las evaluaciones convencionales de abundancia poblacional de moluscos bivalvos suelen involucrar la extracción, para luego ser contados y medidos, sin embargo, la metodología que emplean los pescadores de OPRE es diferente, aprovechando las características bentónicas del callo de hacha.

“Con la experiencia de ellos, lo que hacen es identificar las hachas que están en el fondo marino, descubren un poquito la boca moviendo la mano para que la arena se movilice y quede expuesta la parte más ancha de las valvas”, indicó.

“Mediante buceo y recorriendo transectos de 50 metros de largo por 2 de ancho, van contando y midiendo el ancho de las valvas de las hachas que hay dentro del área del transecto (un metro sí y un metro no,)”.

Para determinar si un animal está dentro del stock capturable, el ancho de las valvas debe medir más de 14 centímetros, agregó.

Evaluación es crucial para la sostenibilidad

Fue en el periodo comprendido entre 2011 y 2017 cuando los pescadores de El Manglito decidieron suspender la extracción de callo de hacha con miras a recuperar la población de este recurso.

La evaluación poblacional del recurso se realiza de manera anual y desde 2017, año en que los pescadores recibieron su concesión de pesca, es una actividad indispensable para solicitar la cuota pesquera a la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA) y que el aprovechamiento del recurso sea sostenible. Los resultados de las evaluaciones anuales permiten visualizar los cambios en el tiempo, de la dinámica poblacional del recurso, ya sea el incremento o la disminución de la abundancia, así como la estructura de tallas.

Este año, la evaluación se llevó a cabo durante el mes de abril en ocho bancos de pesca. La evaluación implica la participación activa y autoorganizada de los pescadores, con apoyo de NOS Noroeste Sustentable y con la supervisión del Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sostenible (IMIPAS), para garantizar la correcta realización del proceso, manifestó Silvia Ramírez.

“En base a la abundancia que se estima, la autoridad lo que establece es una cuota por banco, tomando en cuenta lo que se conoce como ‘criterio precautorio’, que es un porcentaje entre 15 a 20% de los organismos que están en talla comercial”, explicó.

La coordinadora de NOS subrayó que los pescadores han adoptado esta metodología de evaluación no extractiva y buenas prácticas de aprovechamiento. Desde 2017, en que OPRE obtuvo la concesión pesquera, ha mantenido un esfuerzo autorizado de cinco embarcaciones, respetando la cuota por banco y las tallas.

A pesar de los esfuerzos por proteger y restaurar la población de callo de hacha, el recurso ha tenido que enfrentar desafíos que han provocado mortalidades importantes a lo largo de estos años de la iniciativa de restauración, como la presencia de la pesca ilícita, o el efecto de los arrastres de sedimento debidos a las precipitaciones torrenciales debidas a los huracanes, pero sin duda, ninguna tan perjudicial, como lo fue la presencia de una especie de ascidia invasora exótica que provocó la mortalidad de más del 80% de la población de hachas, entre 2016 y 2017.

Estas ascidias son organismo coloniales que se detectaron en 2015 y que fueron estableciéndose sobre las valvas de las hachas, cubriendolas y provocando mortalidad masiva de las hachas, al sofocarlas e impedir su alimentación. En estas ocasiones, la evaluación poblacional permitió dimensionar la magnitud de la disminución poblacional.

La información que se genera a través de las evaluaciones de recursos, sin duda proporciona a los productores una mejor capacidad para la toma de decisiones. También ha permitido identificar que el recurso (callo de hacha) no se ha logrado recuperar de la mortalidad provocada por la invasión de tunicado y que por ello, el volumen disponible a la pesquería, solo soporta un aprovechamiento limitado, que hasta el momento OPRE ha respetado, a pesar de las presiones económicas y necesidades de sustento que tienen los productores y sus familias.

También hizo visible la necesidad de detonar la diversificación productiva y el tránsito a otras economías, que favorezcan el desarrollo y prosperidad de las familias de esta comunidad pesquera. Este proceso requiere el desarrollo de capacidades y habilidades de emprendimiento, en las que actualmente tanto las mujeres y hombres de OPRE se están preparando.

Finalmente, es de reconocer, la importancia que gradualmente los pescadores y mujeres de OPRE, han conferido a la generación de información y a la evaluación no solo del callo de hacha, sino de los recursos disponibles en la Ensenada de La Paz. Y cómo este enfoque sostenible, ha cambiado la relación de los pescadores con sus recursos, motivándolos a proteger y restaurar tanto a los recursos como al sistema de la Ensenada de La Paz, a pesar de los desafíos actuales, consideró Silvia Ramírez.

La comunidad espera que su esfuerzo en la evaluación y gestión del recurso sea reconocido y apoyado por las autoridades y la sociedad, para continuar con su labor de restauración y pesca responsable.