Desde la pequeña comunidad pesquera de San Juanico, en Baja California Sur, surge una historia de esfuerzo, inspiración y profundo arraigo comunitario: la de Obedia Aguilar Aguilar, una mujer que, con el mar como testigo y la educación como sueño, logró convertirse en maestra y hoy dirige una secundaria en Mulegé.
En su testimonio para Voces del Mar, un pódcast producido por Altavoz Radio con la colaboración de NOS Noroeste Sustentable, Obedia relató cómo su infancia en San Juanico marcó su vida.
“Viví toda mi infancia en mi pueblito, en San Juanico, con mis padres. Mi padre, pescador desde siempre, mi hermano también, y ser la hija más pequeña de la familia, el estar tanto tiempo con ellos allá es una conexión enorme con esta comunidad, con la playa, con el mar”, contó.

Desde pequeña, jugaba a ser maestra. Aunque su comunidad contaba solo con una telesecundaria, sus padres hicieron lo posible por apoyarla para que continuara sus estudios de bachilelerato en Ciudad Constitución.
“No había una preparatoria dónde continuar ahí, entonces nosotros partimos del hogar, tuvimos que salir de la comunidad a Ciudad Constitución para seguir estudiando. Mis hermanos no tuvieron oportunidad, los mayores, ellos no estudiaron, no se prepararon, entonces mis papás querían que yo tuviera esa oportunidad. Ellos me apoyaron para que yo continuara mis estudios”, recordó.
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Luego de terminar su bachillerato, Obedia, quien de niña jugaba con sus primos de San Juanico a ser maestra, cursó una nivelación de verano y le gustó tanto que se dio la oportunidad de intentar a estudiar para maestra.
“A partir de ahí hago examen para la Normal, es lo que más soñaba. Cuando yo hice el examen, me acompañaron mis papás y lloré de la emoción porque me vi en la lista, ‘sí quedé, pasé’. Fue una alegría muy grande porque ellos también deseaban que yo lograra ese sueño”, recordó.
Hoy, como directora de secundaria, busca transmitir esa inspiración a sus alumnos. Siempre habla con ellos para que valoren el esfuerzo de sus padres, muchos de ellos pescadores o jornaleros, y para que sigan sus sueños.

Aunque tuvo que salir de San Juanico para poder cumplir sus propias metas, Obedia enfatizó que siempre lleva su pequeño pueblo pesquero en el corazón, porque es donde creció, donde hizo muy bonitos recuerdos y es donde aun viven sus padres.
“Crecí en ese lugar y quiero lo mejor para ellos, para los jóvenes que viven ahí actualmente, que vean que esa comunidad va a crecer. Que la cuiden, que sea una comunidad próspera y para bien, que no llegue un momento donde la perdamos, sino que sea una comunidad que tenga muchas oportunidades de trabajo y que la gente viva feliz”, deseó.
La maestra Obedia no solo representa el valor de la educación en comunidades rurales, también es ejemplo del liderazgo femenino de la región. Su testimonio es también un recordatorio de que detrás de cada maestra hay una historia, un origen y una comunidad que la vio crecer y lograr su sueño.
Fuente: Podcast Voces del Mar